Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

lunes, 21 de septiembre de 2009



Hay que sacarse la careta, salir del encierro, de lo clandestino, como si eso fuera lo prohibido. Lo prohibido, lo clandestino, es una olla a presión. Cuando llega a su punto te explota en la cara, te salpica, te moja, te sorprende.
Te toma, te aborda, te arrebata… así lo niegues, eso que mantenemos en la sombra, clandestino, tarde o temprano reclama su lugar.
La leña que se moja pero que no se consume sigue chispeando, eso es la clandestinidad. Porque la clandestinidad tarde o temprano prende, renace de las cenizas, te quema.
Finalmente lo clandestino sale a la luz, abandona las sombras, la oscuridad, para luchar por lo que quiere. Desafía al deber ser, a lo prohibido. Y ya sin esconderse, sin ocultarse, lucha a cielo abierto.

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